.jpg)
Si bien los especialistas aseguran que el nivel de limpieza en la ciudad es aceptable, hay algunos puntos que necesitan ser atendidos. El camino al balneario, los bulevares y la colaboración del vecino son los principales factores a tratar.
El problema del manejo de la basura se remonta al momento en que el hombre abandonó el nomadismo para llevar una vida sedentaria. Con el establecimiento y crecimiento de las diferentes poblaciones, el tratamiento de los desperdicios se constituyó en un tema a atender.
Lejos de las primeras construcciones para el depósito de residuos sólidos realizadas en la Era Antigua, de la Cloaca Máxima que cimentó Tarquino en la Roma del siglo VI AC, de las actividades de compostaje y la quema de desechos en Kidrón hacia el siglo I, o de los fosos de la Edad Media, la dimensión de la cantidad de desechos que se generan los centros urbanos ha obligado a replantear las estrategias de limpieza de las ciudades, configurando uno de los principales asuntos a resolver en estos tiempos.
Junín no escapa a este panorama. Si bien es cierto que los especialistas afirman que, en términos generales, la ciudad mantiene estándares de limpieza adecuados, aún quedan cuestiones a revisar, para hacer entre todos -autoridades, empresas y ciudadanos- una ciudad absolutamente limpia y sana.
Dentro de los espacios de la ciudad a tener en cuenta para su mejoramiento, se encuentran algunos puntos que deberían incluir una consideración especial. Sin embargo, las soluciones a veces parecen lejanas. Sergio Barrios, supervisor de la empresa recolectora Ashira, señala que “se pondera a Junín como una ciudad de turismo y el camino al balneario es una muestra de la dejadez de los vecinos. Hemos visto que pasa el camión y atrás pasa la gente tirando la basura, entonces esa recolección se hace imposible. Si es una ciudad de turismo, no puede ser que justo el camino al Parque Natural esté de esa manera, porque estamos dando un mal aspecto y la ciudad queda mal”.
El problema del manejo de la basura se remonta al momento en que el hombre abandonó el nomadismo para llevar una vida sedentaria. Con el establecimiento y crecimiento de las diferentes poblaciones, el tratamiento de los desperdicios se constituyó en un tema a atender.
Lejos de las primeras construcciones para el depósito de residuos sólidos realizadas en la Era Antigua, de la Cloaca Máxima que cimentó Tarquino en la Roma del siglo VI AC, de las actividades de compostaje y la quema de desechos en Kidrón hacia el siglo I, o de los fosos de la Edad Media, la dimensión de la cantidad de desechos que se generan los centros urbanos ha obligado a replantear las estrategias de limpieza de las ciudades, configurando uno de los principales asuntos a resolver en estos tiempos.
Junín no escapa a este panorama. Si bien es cierto que los especialistas afirman que, en términos generales, la ciudad mantiene estándares de limpieza adecuados, aún quedan cuestiones a revisar, para hacer entre todos -autoridades, empresas y ciudadanos- una ciudad absolutamente limpia y sana.
Dentro de los espacios de la ciudad a tener en cuenta para su mejoramiento, se encuentran algunos puntos que deberían incluir una consideración especial. Sin embargo, las soluciones a veces parecen lejanas. Sergio Barrios, supervisor de la empresa recolectora Ashira, señala que “se pondera a Junín como una ciudad de turismo y el camino al balneario es una muestra de la dejadez de los vecinos. Hemos visto que pasa el camión y atrás pasa la gente tirando la basura, entonces esa recolección se hace imposible. Si es una ciudad de turismo, no puede ser que justo el camino al Parque Natural esté de esa manera, porque estamos dando un mal aspecto y la ciudad queda mal”.
